¡CUÁNTA SOLEDAD…

¡Cuánta soledad he padecido
sin tu voz y tu risa admirable,
y ese labio sutil, tan amable,
que buscaba mi labio encendido!

Hoy te siento en el cuerpo prendido,
alfiler del amor, agradable,
traspasando mi pecho, culpable,
con la flecha sagaz de Cupido.

Y te digo que sí, que te amo
que preciso tu risa sincera
y la voz que me deje una nana.

Se estremece la rosa en su ramo
y la sangre en las venas se altera,
al saber tu presencia cercana.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/24

PASÉ A TU LADO…

Pasé a tu lado, y cerca, en la mañana,
y vi la rosa roja, estremecida,
había mucho frío en el ambiente
y tú le saludabas a la vida.

Eras el sol que madrugaba
la flor que se lamía sus heridas,
el agua que corría por el río,
la fuente tan ansiada y tan querida.

Y me quedé mirándote en silencio,
buscando tu presencia y tu caricia,
y allí me despertó de un dulce sueño,
el rayo de tu luz en lai mejilla.

Entonces regresé hasta tu lado,
besando con mis labios tus pupilas,
y luego en tus oídos, temblorosos,
te dije que te amaba y te quería.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/01/24

RECOGE LAS CARICIAS…

Recoge las caricias y suspiros
del día que amanece muy temprano,
recibe las caricias de su mano
en forma de reflejos y papiros.

No busques las riquezas y zafiros
del astro que madruga tan temprano,
si acaso la palabra del hermano,
que cede su sonrisa por serviros.

Arranca de tus labios ese beso
que busca el beso amado, estremecido,
y siente su sabor con embeleso.

Acaba este poema, enloquecido,
y deja al corazón, que vuele ileso,
buscando al pecho amado y su latido.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/24

BUSQUEMOS…

Busquemos los versos
como hacen los niños,
cantando y jugando,
lanzando suspiros.

Quizás, de esta forma,
seamos sencillos,
sintiendo en el alma
nacer el cariño.

Abrir las pupilas
al mundo tan vivo,
y viendo las sombras,
la luz y los guiños.

Veamos las letras
del verso infinito,
que surge del cielo
mostrando caminos.

Y luego marchemos
en busca del limbo,
verdad e inocencia
en versos unidos.

Seamos sinceros
en nuestros escritos,
con letras de sangre
si fuera preciso.

Busquemos los versos
del hombre y del niño,
que va en nuestras almas,
soñando y dormido.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/24

DESCANSA EN LA MAÑANA…

Descansa en la mañana
y aplaca bien tus nervios
no busques utopías
debajo de los cielos.

Aquellas se marcharon,
llegaron y se fueron,
huyendo de veranos
y fríos del invierno.

El fruto de los años
mezclándose con sueños,
eternas primaveras
que ya quedaron lejos.

Hoy marchas con tu barca
por mares que están lejos
de aquella edad tan linda
con plata en sus linderos.

Tus manos, ya cansadas,
empuñan a los remos,
y cortan, lentamente,
las aguas con su velo.

Te sientes muy cansado,
no en vano pasa el tiempo,
las flores se marchitan
y lloran por el suelo.

Y tú te quedas solo,
anclado con tus miedos,
las brujas y las sombras
que rondan tu cerebro.

¡Despierta, buen amigo!
no insistas en tus sueños,
hoy lloran los poetas
por culpa de sus versos.

En ellos comulgaron
los ojos que eran bellos,
que absortos los miraban
y luego se perdieron.

Por eso ve la vida
y vívela de nuevo,
buscando la caricia
del labio de los vientos.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/01/24

SI TE MARCHAS…

Si te marchas por la noche,
alguien viene con el alba,
y es un hombre que despierta
y que busca tu mirada.

Al no verte, se pregunta,
(y responde, sin palabras),
«¿dónde está la mariposa
que en su vuelo me llevaba?»

Ya marchaste, tan inquieta,
en la nueva madrugada,
y marchaste de mi lado
con el brinco de tus alas.

Y aquí queda, en el silencio,
de este cuarto y esta casa,
los suspiros contenidos
de un poeta que te amaba.

Era un hombre ya maduro,
que soñaba con la infancia,
de unos días increíbles
y jornadas ya lejanas.

Y plasmaba en un cuaderno
las caricias de tu alma,
y los quiebros y piruetas,
de tus vuelos y tu danza.

Si te marchas no regreses,
ni hagas sangre de quien te ama,
hay heridas muy profundas
y hay amores que no acaban.

Rafael Sánchez Ortega ©
26/01/24

INTENTO ESCRIBIR…

Intento escribir
al día que nace
y así mis suspiros
encuentran su traje.

La luz de los cielos
ya vuelve de viaje
y deja a la noche
volar por los mares.

Las sombras se marchan
el día renace
y un mundo de risas
despierta en las calles.

El mundo se mueve
y cantan las aves,
los pechos se alteran
y vibra la sangre.

Yo busco la vida
en versos y frases,
también en poemas
de niños y madres.

No olvido la vida
que grita y que sale,
buscando los ojos
azules y grandes.

«Guarda tu sonrisa
y el labio adorable,
no dejes que un beso
te robe y te cambie.»

«…Te mando estas letras
que son de mi parte,
te dicen «te quiero»
en un soplo de aire…»

Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/24

LA VIEJA ENCINA…

La vieja encina
buscaba, entre los robles,
el sol del día.

Algo de luz,
pedían hoy sus ramas,
y de calor.

«Los años pasan,
la juventud con ellos
y yo lo noto».

Eso decía
la encina de estos versos
a sus vecinos.

Los viejos robles,
y eternos compañeros
de tantos años.

¡Cuántas historias,
y largas confidencias,
ellos conocen!

Aquellos días
de amor y de pasiones
bajo sus ramas.

Aquellos otros
de besos y miradas
interminables.

Y los precisos
con votos y promesas
de juventud.

…Hoy, con el tiempo,
que pasa y que no vuelve,
solo hay tatuajes.

Nombres escritos
y heridas olvidadas
en nuestra encina.

Hay soledad
y el bosque está en silencio.
Los robles lloran.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/24

PERSIGO UNA ROSA BLANCA…

Persigo una rosa blanca
y en el jardín no la veo,
tampoco en balcón alguno
ni en el parque ni en los cielos.

Lo que ocurre es que la rosa,
que yo busco, en el paseo,
es una rosa distinta
que al mirarla me estremezco.

Rosa, tal vez, solitaria
del verano y del invierno
con primaveras floridas
y en otoños de recreo.

Pero insisto, en que esta rosa,
tiene un valor y su precio
no se tasa en los mercados
ni se paga con dinero.

«rosa la más perfumada»,
como dirían los versos,
de aquel poeta de antaño,
que los dejó en su cuaderno.

Y es que sus pétalos lisos
son como suaves pañuelos
que te embriagan de frescura
y que estremece tus huesos.

Yo busco la rosa blanca
en este día de enero,
y en la semana que empieza
para robarle sus besos.

Los que a ella le dejaron
unos labios que eran frescos,
y dejaron la ternura
que me enamoré de ellos.

Rosa blanca, rosa mía,
te persigo y no te encuentro,
a pesar de que te busco
y voy temblando de miedo.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/01/24

TE EXTRAÑO…

Te extraño, mariposa…
La gracia de tu vuelo,
no deja en el camino
semillas para un sueño.

Enero va pasando,
estamos en invierno,
y es lógica tu ausencia
y sombra en los senderos.

Vendrá la primavera
que anuncie tu regreso,
con tiempo más estable
y azules en el cielo.

Vendrá la poesía,
las rimas y los versos,
con ellas, los latidos
y sangre de los pechos.

Resurgirá la vida
y sentiremos, luego,
el fuego por las venas
y el ansia de los besos.

Y surgirán pasiones,
abrazos y deseos,
para exclamar los labios
susurros y «te quiero».

Te quiero mariposa
y ansío, ya, tu vuelo,
el verso y el poema,
que entregas sin saberlo.

Por eso, necesito,
decirte lo que siento,
no importan mis palabras,
tú sabes lo que es cierto.

Te amo con locura,
princesa de los cuentos,
mi «bella mariposa»,
posada en un almendro.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/01/24